Una historia de miel y de pulgones

une fourmi prend soin des pucerons

Las abejas suelen encuentrar su alimento, el néctar y el polen, en las corolas de las flores.

El néctar es producido por los nectarios, con el flujo de savia en el tejido de la hoja, gracias a la fotosíntesis. Así que la planta produce un líquido dulce que las abejas cosechan.
La savia de la planta puede ser recogida directamente por pequeños insectos (pulgones, cochinillas etc ..) que pueden insertar su dispositivo de perforación y de succión oral, en la planta.

Estos pulgones absorben la savia de los árboles, la asimilan y secretan un excremento dulce llamado mielato del cual muchos insectos chupadores se alimentan: Mariposas, moscas, avispas, hormigas, y por supuesto las abejas...

Las cosechas de la Miel de Abeto son cada vez más aleatorias. Dependen en gran parte de la salud de las poblaciones de pulgones que se encuentran en los bosques.
En épocas anteriores, la producción de mielato con la que las abejas desarrollan este fabuloso producto era regular.
Cada tres años se podía contar con una buena cosecha de Miel de Abeto, pero los tiempos han cambiado.
Como todo el mundo sabe, la industria agroquímica, con el único objetivo del beneficio financiero, conduce una guerra implacable contra la vida sin preocuparse por el impacto en el equilibrio ecológico.

Desde la llegada de la familia de los pesticidas neonicotinoides, los pulgones prácticamente han desaparecido. Y sin pulgones, no puede existir la Miel de Abeto. Pero además, estos productos altamente tóxicos afectan terriblemente la salud de la abeja, que está desapareciendo en el mundo entero.

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